Un poeta romantico en el Tercer Milenio

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viernes, 18 de mayo de 2012

El canto de la sirena

Nacía la noche y moría el día,
de un sepulcro helado en capa de anta
envuelto un vampiro, ya se levanta,
sediento de amor y melancolía.


Atraviesa el aire la melodía
que bella sirena en las olas canta,
y en sutiles redes, la suripanta,
con su dulce voz, de magia tejía.


Bailando en la arena del atolón,
cubrióle de besos y de caricias,
rompiendo los muros de su prisión.


Cayó al fin la noche sin remisión
y envuelto en los sueños de sus delicias
cubierto de sol, murió de pasión.


Manuel Rosendo Castro Iglesias
18/mayo/2012