La
consejera
Ayer, rompiste amiga la cadena,
necesité romper mi soledad,
algún día sabrán toda la verdad.
Guardaba yo en silencio esa condena,
aguardando el destino que rellena.
reparase el dolor, la iniquidad,
cuando hablamos de amor y de amistad
inundanste en el dulce miel colmena.
Aguantando cual firme y dura roca
Repartiendo por todo mar y tierra
O los besos, o abrazos según toca
mostrando tu amistad como una fiera
a todo el que
llorando a ti te invoca
noble es mi consejera, que no yerra.
Manuel Rosendo Castro Iglesias
Febrero 2012